sábado, 1 de junio de 2019


JUNIO 2019. Alma Guerra es una huérfana que llegó a la mansión de la familia Velati siendo una niña, cuando por caridad, Gerardo Velati, poderoso hombre de negocios, decidió recogerla. Allí trabaja como sirvienta, padeciendo las intransigencias de la matriarca María Luisa y Paulina, la hija menor de esta, pero siempre protegida por el bondadoso Gerardo, a quien la esposa insiste para que ya se deshaga de ella, pues ya es lo suficientemente mayor para valerse por si misma. El marido sin embargo la quiere como otra hija más y lamenta tenerla bajo su protección como sirvienta y no como una huésped. El hombre se atormenta pues no quiere dejar desprotegida a la chica, pero sabe que María Luisa siempre la maltratará y humillará, sin entender por qué la desprecia tanto.

Alma está enamorada en silencio, de Rodrigo, hijo mayor del matrimonio, con el cuál tiene un secreto que nadie sospecha: constantemente se entregan su amor, durante las noches en que él visita el cuarto de servicio de la muchacha, gimiendo los dos de placer. El enamoramiento de la chica es razón poderosa para que María Luisa la maltrate y se burle de ella, por lo que un día, luego de una injusticia, Alma llora y jura que, cuando ella sea rica y poderosa, se vengará de todos los que le hayan hecho daño.

Diana Viveros es una chica engreída y caprichosa que se ha propuesta casarse con Rodrigo a como de lugar. Orgullosa, le cuenta a su abuela, Rosalía, que obligará al muchacho para que estén juntos, pues no lo perderá por nada del mundo. La abuela le pide que no se precipite, pues solo de escucharla cualquiera diría que en vez de enamorada está obsesionada, y eso nunca le traerá felicidad. A la chica no le importa, ella solo desea salirse con la suya y está segura de que su padre la ayudará.

María Luisa habla con su amiga Helena, a la que le cuenta sobre el enojo que le ha causado la sirvienta Alma, de la cuál se quiere deshacer y no puede. La amiga se impacta cuando la otra le cuenta sus sospechas de que Alma es hija ilegítima de Gerardo. De esto se entera Rafael Obregón, a quien su esposa le cuenta todo. Él pide a su mujer que no se entrometa en asuntos que no le competen y mejor se encargue de lograr que Paulina se comprometa con su hijo Enrique, un muchacho holgazán y hedonista que nunca ha sabido lo que es el trabajo ni el sacrificio, y por el cual la muchacha está apasionada. Por otro lado, Rafael ha engañado a su esposa durante años, teniendo como amante a Claudia, una bella mujer que lo presiona para que se divorcie y así ellos puedan estar juntos. El hombre asegura que falta muy poco para que esto suceda.

En una vecindad, Isabel Fernández, una bella mujer de edad madura, llora ante la virgen de Guadalupe, a causa de un terrible recuerdo del pasado: el abandono de un hombre que la arrojó a vivir en la sombra, vacía, sin sueños ni esperanzas. Recibe la visita de Felipe Rangel, un vecino enamorado de ella que le ha llevado un presente y le pregunta porqué está triste. La mujer asegura estar enganchada al pasado, por lo que el vecino le pide que trate de olvidar lo que vivió y le propone salir a tomar algo. Ella rechaza la invitación.

Alma le cuenta a Tomasa, la cocinera, que un día será rica y entonces será igual a quienes la humillan, por lo que tendrán que respetarla. Ella le asegura que sus sueños jamás se van a cumplir, pues para tener la fortuna que tienen los Velati, necesitaría trabajar más de una vida y, siendo sirvienta, nunca lo logrará. Alma entonces jura que se preparará y pide a Gerardo apoyo para estudiar una carrera. Él decide dárselo y esto hace que el hombre discuta con María Luisa, quien insiste en que la sirvienta es hija del hombre y ante la negativa de este la mujer entonces dice estar convencida de que, si Alma no es su hija bastarda, entonces es su amante. Por su parte la recogida hace sus labores y es sorprendida por Rodrigo, quién la abraza sensualmente re pegando sus partes intimas contra el trasero de ella, quién sonríe ante el descaro de este, y lo besa. Él le pide que se vean en el cuarto de servicio, pues desea hacerla suya. Sin embargo el timbre suena y al acudir a abrir la puerta Alma se lleva una desagradable sorpresa al verse cara a cara con Yago Viveros, quién la saluda cínicamente, tratando de besarla. La chica se aparta de él y le suplica que no la vuelva a molestar de esa manera. El hombre le sonríe cínicamente y entra a la casa, admirando la hermosura y sensualidad de la muchacha. La presencia de Yago es para discutir el futuro de la hija de este, Diana, y Rodrigo, a los que quiere ver casados muy pronto. No sospechan que el muchacho espera a Alma en el cuarto de servicio. Mientras aguarda, registra entre sus cosas, oliendo con pasión la ropa interior de la sirvienta, quien deja caer una charola con trastes en cuanto escucha que su amado y Diana se casarán. María Luisa la reprende y se retira con ella a la cocina, donde la acusa de ser una estúpida.

Rodrigo se cansa de esperar a Alma y sale del cuarto de servicio. Es visto, desde a lo lejos, por Tomasa, quién no se explica que es lo que el joven hombre hacía en la recamara de la sirvienta. Este a su vez sorprende a su madre reprendiendo a la criada, a la cual defiende. Le pide que se marche y entonces discute con María Luisa, a la que pregunta por qué se ensaña tanto con Alma, la cual es protegida de su padre. La mujer, furiosa, dice estar convencida de que la sirvienta es hija bastarda de Gerardo, quien en ese momento le confiesa a Yago que desde hace algunos años está enamorado de Alma, y por ello es necesario ayudarla para que comience su vida en solitario, pues no puede resistirse más a ella. Yago le asegura a su amigo que, si fuera él, en su lugar ya la hubiera hecho suya, pues finalmente la chica no puede negársele, ya que le ha dado todo. No saben que Alma los ha escuchado. Se marcha a su cuarto, al que luego de despedirse de la familia, Yago penetra y la espía mientras se baña. Ella lo descubre y lo corre pero él no le hace caso y la toma sorpresivamente, tratando de hacerla suya. Alma lo rasguña gravemente, haciendo que le sangre el rostro. El hombre la abofetea violentamente y le asegura que se arrepentirá por lo que le ha hecho. Cuál es la sorpresa de este, cuando la sensual sirvienta le dice que, de fijarse en un hombre que podría ser su padre, se fijaría solamente en Gerardo, pues sabe lo que este siente por ella. Yago la toma de la mano y promete ayudarla a ser la amante de su amigo si ella accede a acostarse con él: Que la ayude a convertirse en la esposa de Rodrigo. El hombre se opone y asegura que jamás sacrificaría sus intereses ni a su hija por una sirvienta. Alma entonces le asegura que no hay ningún trato entre ellos y le pide que se retire de su recamara. Él la vuelve a tomar y la besa por la fuerza, razón por la que ella el da un golpe bajo y sale de inmediato, refugiándose en Beto, un mozo y gran amigo de la muchacha, el cual la nota nerviosa. A su vez Yago intenta salir discretamente de la mansión Velati y es visto por Paulina, quien cuenta a su padre el incidente Gerardo se sorprende, pues él y María Luisa se despidieron de su amigo mucho antes.

Katy, una preciosa niña, inválida, está muy emocionada, pues su padre, Felipe, le ha llevado una hermosa muñeca. El hombre abraza a su hija y se pregunta en donde estará la verdadera madre de la criatura, quien siempre la ha necesitado. Acude a hablar con Isabel, quien le pregunta Felipe por la niña y e tratamiento tan caro del que esta necesita. El le confiesa que jamás perdonará a la mujer que lo abandonó con su hija por perseguir un sueño inalcanzable. Invita a la vecina a dar un paseo y ella lo rechaza, dejándole claro que nunca le corresponderá. Él le asegura que no se dará por vencido.

Diana insiste a Rodrigo para que se casen lo antes posible. Él se niega y le asegura a la novia que, si ella solo aspira a formar una familia entonces deben terminar, puesto que él no tiene esos planes. La muchacha hace una rabieta y lo amenaza con quejarse con Yago, al que el novio no teme. Rosalía intenta calmar a su nieta, quien está insoportable y jura que Rodrigo se casará con ella.

Beto le confiesa nuevamente su amor a Alma, quién le recuerda que no lo quiere, más que como amigo, pero le dará una recompensa cuando la termine de ayudar a conseguir los frascos que ella desea obtener. Al verla tocarse la entrepierna, el mozo le promete que conseguirá lo que le pide, a cambio de que al menos acceda a ser suya una vez.

Helena, que siempre ha despreciado a Alma, visita a María Luisa y la entera de que Rafael se ha estado comportando de manera extraña y no ha regresado a su casa desde hace muchas horas. La esposa teme a que su marido tenga una amante y la amiga le asegura que este es un hombre bueno, recatado, intachable, por lo que no debe pensar mal de él. Pero Helena es exagerada y no se contiene ante su marido, al que tacha de ser un perdedor al compararlo con Gerardo y le asegura que jamás lo perdonará si es quel tiene una amante. El marido le jura que no entiende sus sospechar la la entera de que ha estado caminando por las calles, aunque en realidad ha ido a revolcarse con Claudia, la cual habla con su amiga Verónica, quién le advierte que el ser amante de un hombre casado la perjudicará tarde o temprano. Sin embargo Claudia asegura que Rafael es lo único que tiene para llevar la vida que tiene. Verónica le pregunta entonces si le ha hablado al hombre de su pasado. La mujer no responde nada y se muestra temerosa. Escucha a su amiga y teme a que Helena, con tal de cubrir las apariencias, jamás le de el divorcio a su marido.

Enrique ha regresado del extranjero y esto llena de alegría a Helena, quien lo abraza, besa y consiente de manera exagerada, incluso hasta incómoda. La mujer se encarga de llamar a Paulina, quien acude al muchacho y pide a toda la familia Obregón que acudan a cenar a su casa, donde el recién llegado no despega la mirada de Alma, asegurando tanto a Gerardo como a Rafael que la muchacha es demasiado bella.

Alma visita a Isabel, a quién le dice que los Velati aún no saben que ellas dos son amigas y que lo mejor es que no sospechen nada. La mujer se intriga en saber cómo va la relación entre la muchacha y Rodrigo. Esta le asegura que su amado es el hombre más bueno del mundo y que se casará con ella. Isabel le pide a Alma que se ande con mucho cuidado, pues no debe dejar que la lastimen. Al volver a casa, la chica padece los regaños de María Luisa, la cual le dice saber que está enamorada de su hijo y se burla de ella, menospreciándola. Alma llora y acude a la cocina, donde Cocha la consuela. Luego es llamada a servir la cena a la familia y mientras María Luisa y Gerardo hablan con Helena y Rafael y Paulina se desvive por Enrique, quien no quita la mirada de encima de la sirvienta, esta se acerca a servirle a Rodrigo, éste aprovecha para meterle la mano por la entre pierna, La chica solo sonríe mientras sirve, cosa que causa molestia en María Luisa y Paulina, quienes no sospechan lo que está ocurriendo. Más tarde el atrevido Rodrigo se presenta en el cuarto de Alma, quien ya lo espera desnuda, por lo que ambos enardecen en lujuria, con besos, caricias , cuerpo contra cuerpo, entergándose el uno al otro una y otra vez más, con lasciva concupiscencia. Sin embargo han sido descubiertos por Tomasa, quien se estremece al ver lo que ocurre. No sabe si decírselo a sus patrones o callar y al ver salir a Rodrigo del cuarto de la joven sirvienta, considera hablar con ella pero desiste.

Rafael habla por teléfono con Claudia y es sorprendido por Helena, quién lo enfrenta hasta que este le confiesa que sí ¡que tiene una amante! La esposa enfurece, estalla en rabia y le recrimina el ser un desgraciado. Llora amargamente y jura que jamás le dará el divorcio para que él sea feliz al lado de otra mujer, principalmente porque, aunque ella no lo ama desde hace mucho tiempo, no puede permitir que la gente se burle de Enrique por su fracaso. Maldice al marido, el cual sale de casa y busca a Claudia, a quien le dice que ha decidido dejar a Helena, quien llora a solas la traición de su marido, siendo descubierta por Enrique, al que oculta lo que sucede mas promete que ella será capaz de lo que sea con tal de que él siempre sea visto como alguien intachable.

Isabel, que conoce bien a Beto, le pregunta a este qué es lo que se trae con Alma y él le dice que no se lo dirá jamás, pues es un secreto entre la muchacha y él. La mujer entonces le aconseja que no se meta ni meta a Alma en problemas, pues no permitirá que a ella le arruinen el plan que durante años ha estado confabulando para vengarse de los Velati.

Yago no deja de pensar en el voluptuoso cuerpo de Alma y asegura que esa mujer, tarde o temprano, será suya. El teléfono lo interrumpe y al contestar le pide a quien está del otro lado de la línea, que se encargue de recibir la mercancía que acaba de llegar y pide que cuiden bien el aeropuerto, pues no los pueden descubrir. Retoma en su pensamiento a Alma, la cuál le atrae demasiado y es la única mujer que ha sido capaz de rechazarlo. Se pregunta qué hacer para hacer que la sirvienta de la familia Velati caiga en sus redes, pues no puede esperar más a hacerla suya. Habla con su suegra, Rosalía, quien le pide que no consienta demasiado a Diana, pues la ha convertido en una muchacha intransigente. También le asegura que, si la casa con Rodrigo, la hará infeliz, pues el muchacho no la quiere. Pero al hombre eso no le importa, ya que su interés es emparentar con Gerardo para apoderarse de su fortuna. No cuentan con que la insistencia de Diana hace enfurecer a Rodrigo, quien revela que él no se casará con ella. La orgullosa novia le dice que sus padres y Yago ya hicieron un trato y se casarán en un plazo de dos meses como máximo. Rodrigo no puede creer lo que está escuchando.

Rafael hace sus maletas y es interrumpido por Helena, quién le asegura que lo perdona y no le pedirá el divorcio. El hombre le dice a su esposa que él ha decidido irse de la casa y ella se opone rotundamente. Le exige que piense en su hijo y el marido asegura que hablará con este y le contará la verdad. Helena se opone y asegura a Rafael que primero los mata a él y esa mujer con la que se revuelca, antes de permitir que su familia se destruya. El hombre sale de casa y llega en su auto al edificio en que vive Claudia, sin sospechar que Helena lo ha seguido.

Gerardo maneja su y se sorprende al ver a lo lejos a Isabel Fernández y ¡en compañía de Alma! Palidece y no puede creer que ambas mujeres se conozcan. Vuelve a casa y María Luisa lo nota nervioso. El hombre se encierra en su despacho y pide a la esposa que en cuanto Alma regrese le avise que tiene que hablar seriamente con ella. Así sucede y al volver a casa la sirvienta se sorprende cuando su protector le pregunta cómo es que conoce a Isabel Fernández. Ella niega conocer a alguien a quien él conozca pero el hombre no le cree y, exaltado, le pide que le diga en donde vive Rosa y la jala con agresividad. Esto hace que las ropas de Alma se desprendan de cuerpo, enardeciendo la pasión del protector, quien no resiste más y la besa, lleno de lujuria. Alma le corresponde, sin sospechar que Rodrigo ha regresado a la casa y se dirige hacia el despacho. Sin embargo teléfono suena y lo contesta, discutiendo con Diana, quien le insiste que vaya por ella y salgan juntos. Rodrigo se niega y le cuelga y toma una ducha, tocándose mientras piensa en sus encuentros con Alma, a quien Gerardo le confiesa su amor, asegurando estar decidido a todo con tal de tenerla. Ella le suplica que no hable más y se sorprende cuando él le dice que pueden escapar juntos después de la boda de Rodrigo y Diana. Alma no acepta que esa boda se vaya a realizar pero Gerardo se lo confirma y le vuelve a insistir en que sea suya. Alma lo rechaza y sale del lugar para llorar en su cuarto, donde suplica a Dios que la ayude, pues no desea perder al amor de su vida, el cual piensa en ella pero está confundido, pues aunque la ama no sabe si sería conveniente hacerla su esposa, pues finalmente no es más que una criada y el merece casarse con alguien como Diana. La visita en la madrugada, notándola extraña. Ella le pregunta si la ama y cuando él le dice que sí, le reprocha el que se vaya a casar con Diana. Él entonces le promete que no lo hará, la besa, y la vuelve a hacer suya.

Días después, mientras duerme, soñando que se casa con Rodrigo, Alma es interrumpida por Tomasa, quien la apura pues hay mucho trabajo en la mansión, ya que los Velati darán un anuncio importante. La chica se da prisa y se estremece cuando Paulina y María Luisa la enteran de que que esa noche irán a casa de los Viveros a pedir la mano de Diana, la cual se casará con Rodrigo. Alma le pide a María Luisa que no permita que su hijo se case con Diana, pues no será feliz con ella. La mujer se burla de ella y le dice saber que está perdidamente enamorada de su hijo, el cual jamás pondría los ojos en alguien tan insignificante como ella. La rroja al suelo y le patea las cubetas de agua, exigiéndole que limpie y no olvide cual es su lugar en la casa. Alma se pone de pie y acepta que está enamorada de Rodrigo y que este le corresponde. María Luisa la abofetea y le exige que se largue de su casa, pues no permitirá que difame a su hijo. Sin embargo Alma no la obedece y busca a su amado sin encontrarlo en ninguna parte, pues este se encuentra con Gerardo, al que dice no estar seguro de amar a Diana. El progenitor le asegura a su vástago que si los Velati y los Viveros unen sus fortunas, todos saldrán ganando, por lo que él debe hacer ese sacrificio ya que a la larga terminará amando o simplemente aceptando a su esposa. Sin embargo el futuro prometido sabe que casarse significaría tener que olvidarse de Alma, por lo que una nueva idea le viene a la mente: Se casará con Diana y se llevará con él a la sirvienta, así tendrá bajo el mismo techo a su esposa y a ¡su amante!

María Luisa le dice a Gerardo que Alma ama a Rodrigo y que por eso deben echarla de su casa. El hombre se opone y habla con Alma, a la que suplica que acepte que Rodrigo no es para ella. Ella, sufrida, asegura que Rodrigo le ha prometido que no se casará y le cree. Al fin lo encuentra y de rodillas le suplica que no se case. Él palidece, no sabe qué decir y se preocupa cuando la chica le desabrocha el pantalón, decidida a lo más bajo, para evitar que él sea de otra. Rodrigo entonces la rechaza y le dice que aun pueden estar juntos, proponiéndole que se vaya a vivir con él y Diana. Alma se opone rotundamente y le hace saber que si él siente vergüenza de hacerla su esposa, lo acepta, mas nunca volverán a estar juntos si se casa con Diana.

Yago le dice a Gerardo que sus hijos deben casarse por bienes mancomunados, pues él desea asegurar un patrimonio para su hija. Gerardo le asegura que Rodrigo no tiene absolutamente nada y que ahora tendrá que valerse por sí mismo y Diana tendrá que vivir con lo que él le pueda dar. Yago teme que el negocio que quiere hacer con el casamiento de su hija no le de resultado, por lo que duda si deba realizarse.

Beto ha conseguido algo que Alma desea y se lo entrega en una botella de cristal, haciéndola muy feliz. El chico le pide que no se meta en problemas y la chica jura que hará uso de la entrega solo en caso de ser necesario.

Isabel recuerda el día de la boda entre Gerardo y María Luisa. Llora amargada y rompe uno de los tantos espejos de su casa, asegurando que muy pronto él le pagará todo lo que le debe.

Rodrigo habla con María Luisa, quien lo cuestiona sobre su relación con la sirvienta, por lo que el hijo sospecha que la mujer sabe algo de su relación con Alma, a la que niega, asegurando que él jamás pondría los ojos en una criada, sin sospechar que la chica los está escuchando y sufre por sus palabras.

Paulina propone a Enrique que ellos sean los próximos en casarse y Helena los apoya. Luego hace saber a su hijo que Rafael está atravesando por problemas económicos y al casarse él con la hija de Gerardo, este no se opondrá a ayudarlos. Luego la mujer busca a María Luisa, a la que cuenta del engaño de su marido, al que ha seguido para saber en donde se ve con esa mujer. La amiga le aconseja que haga lo que esté en sus manos con tal de salvar a su familia.

La fiesta de compromiso entre Rodrigo y Diana se reaiza y esta última es criticada por Paulina y su amiga Nora, quienes se burlan despiadadamente. Al percatarse de que Alma se encuentra sirviendo vino, Paulina no pierde la ocasión para ridiculizarla. La recogida le pregunta porqué la odia tanto y Paulina, en tono burlón, le dice que ella no les da explicaciones a las criadas. Le truena los dedos para que se de prisa y aparece María Luisa para reprenderla, por lo que la avergüenza ante los invitados. La pobre Alma sale de corriendo al jardín y la alcanza Rodrigo, quien le dice tener la certeza de que María Luisa sabe algo acerca de lo suyo. Alma de derrite en llanto y se aferra a él, pidiéndole que los dos huyan juntos, lejos de todo y todos. Él le pide que tenga paciencia, pues ahora que María Luisa sospecha sobre la relación de ellos, deben mantenerse al margen. Le propone de nuevo que viva con él y Diana pero la enamorada sirvienta rechaza la oferta, pues ella lo ama con sinceridad y considera injusto lo que él le ofrece. Han sido vistos por María Luisa, quien se acerca a la sirvienta y le jura que, si se empeña en querer engatusar a su hijo, será ella misma quien la saque a rastras de la mansión.

JULIO 2019. Alma se arma de valor y asegura a María Luisa no tener miedo. La mujer la abofetea y le hace saber que, a pesar de que ame a su hijo Rodrigo, siempre será una infeliz sirvienta, una recogida que no vale nada y a la que todos desprecian, comenzando por sus progenitores, los cuales la abandonaron. Le exige que se largue de su presencia y Alma acude a su cuarto, donde toma el frasco que Beto le dio para después verterlo, en gran parte, en una de las copas con vino, en la cocina, jurando que a partir de ese momento se terminaron las ofensas y humillaciones. Reparte las copas de vino que sirvió, entre toda la gente. Rodrigo, Diana, María Luisa, Gerardo, Yago, Helena, Paulina y Nora, brindan por el futuro matrimonio y ¡nadie sospecha que una de las copas contiene un mortal veneno!

Tomasa le asegura a Alma que ahora que María Luisa sabe de sus amoríos con Rodrigo, no dudará en echarla. La muchacha le asegura a la cocinera que nada de lo que dice es cierto. Esta le cuenta de la noche en que la descubrió encamada con el hijo de los patrones y le aconseja que deje de sentir amor hacia Rodrigo, pues ya ha comprobado que alguien como él jamás se casaría con alguien como ella y solo la ha utilizado para conseguir de ella lo que no puede conseguir de parte de la señorita Diana. Alma asegura que de cualquier forma ella hará todo lo que esté a su alcance para que nada ni nadie los separe.

Diana se siente feliz y le dice a Nora que será muy feliz al lado de Rodrigo. Son interrumpidas por Paulina, quien no tarda en escupir su veneno y le asegura a su futura cuñada que tiene una fuerte rival: Alma, la cual está enamorada de su prometido. La rabieta hace que la novia comience a sentirse mal, al grado que es enviada al hospital, donde los doctores aseguran a Yago y Rosalía que la chica sufrió una intoxicación y se encuentra fuera de peligro.

María Luisa manda a dormir a Tomasa y ordena que sea Alma la que termine de limpiar la cocina, asegurando que esta no se irá a dormir hasta no haber terminado. Le deja claro que a partir de ahora la hará trabajar el triple y no descansará hasta verla largándose de su casa. Se marcha a dormir mientras la sirvienta limpia pero pronto comienza a sentir fuertes dolores de estomago. Comienza a sentir demasiado calor y sale sola al jardín, pero a pesar de ello siente que no puede respirar más. No puede hablar, mucho menos gritar, por lo que se retuerce hasta caer al suelo arrastrándose, Cae a la alberca, muerta, mientras Alma la observa desde la casa, a través de un ventanal, disfrutando al verla. Lamenta que quizás haya sido Diana la que lo consumió pero finalmente cree que fue lo mejor, pues Rodrigo ya no se casará. Se marcha a su habitación y al amanecer son Tomasa y Beto quienes encuentran el cuerpo de María Luisa flotando. Dan aviso a Gerardo, quien se horroriza al ver a su mujer. Reúne a sus hijos y los entera del incidente. Paulina es la más afectada, por lo que los hombres la consuelan. Luego Rodrigo busca a Alma, ante la que llora. Ella lo abraza, lo besa, y él le suplica que hagan el amor, pues necesita relajarse y despejar su mente. La muchacha le hace el amor como nunca.

Helena se da cuenta de que Rafael no pasó la noche en casa y le llama por teléfono. Cuando este contesta, le exige que regrese a la casa y comienza a ofenderlo por lo que él, sin decirle una sola palabra, le cuelga y sigue su romance con Claudia, a la que entrega como regalo una gargantilla que la hace muy feliz. Misma gargantilla que Helena busca entre sus cosas y no encuentra. Se desahoga con Enrique, al que dice estar convencida de que las sirvientas le están robando. El vástago recibe una llamada de Paulina, quien le cuenta sobre la muerte de su mamá.

Isabel lee el periódico y se impacta al saber que María Luisa ha muerto. Se alegra, pues sabe que es un hecho que le causa dolor a Gerardo y sus hijos. Esta vez desea compartir su felicidad con otros y lleva un pastel a la casa de Katy y Felipe, al que dice sentir alegría después de muchos años, como si la vida le estuviera haciendo justicia.

Gerardo y sus hijos reciben el pésame en una funeraria. Ya están listos para partir al cementerio y enterrar a María Luisa. Alma aparece, vestida de negro, y le asegura a Gerardo que desea acompañarlos. Paulina se opone, pues lo que menos quiere es ver a la maldita sirvienta en el funeral de su mamá. Rodrigo le pide a Alma que se vaya con él, en el automóvil. Al arrancarse, él le dice estar afligido por la muerte de María Luisa. Alma le pide que no se preocupe, pues ella siempre estará presente para calmar sus sufrimientos. En ese momento le abre la bragueta. Se desvían y hacen el amor dentro del automóvil, en pleno cementerio, mientras Gerardo y Paulina se preguntan en donde estará el primogénito. No sospechan que está con la sirvienta, quien se siente demasiado enamorada y está segura de que ahora que María Luisa está muerta, ella y Rodrigo dos podrán ser felices sin que nada ni nadie se los impida. Cuando él se reincorpora con los suyos, Diana se le abalanza y no deja de abrazar y besar, presumiendo a todos que es su prometida, situación que lo avergüenza e incomoda tanto como a su familia.

Nora da el pésame a Paulina, quién le suplica que no sea hipócrita, pues bien sabe que no le importa la muerte de su madre. Se refugia en Enrique, al cual le dice que deben casarse pues nunca se ha entendido con su padre y su hermano.

Yago le asegura a Gerardo que, ahora que María Luisa ha muerto, no debe porqué afligirse, pues ya tiene el camino libre para hacer suya a Alma. El viudo sin embargo no tiene cabeza para pensar en eso y lamenta que él y su mujer nunca hayan podido entenderse. Revela lamentar que hace años tuviera que renunciar a la mujer que amaba, justamente para casarse con la difunta, renunciando a su felicidad. Alarma a Yago cuando le dice temer a que su hijo Rodrigo pueda hacer lo mismo.

Rodrigo no deja de pensar en su madre y busca a Alma en medio de la noche, para hacerle el amor. Ella está convencida de que ahora nadie se interpondrá entre ellos, por lo que le pide que huyan juntos y sean felices. Cuando él consigue desfogar su placer, le dice que esa es la última vez que estarán juntos, pues se casará con Diana para cumplir la última voluntad de María Luisa. Ella le suplica que no le haga eso y entonces él le pide que no haga las cosas más difíciles y se de cuenta de que no pueden estar juntos, puesto que ella no es más que una insignificante sirvienta con la que él solo se ha entretenido. Sale del cuarto, dejando sola a la chica, la cual enloquece de furia y decepción y con un llanto estremecedor

Rafael se sorprende cuando Helena le dice estar dispuesta a permitir que tenga una amante a cambio de que no abandone su casa, pues no desea sufrir la vergüenza ni tampoco desea que Enrique, su hijo, sufra la vergüenza social. Rafael se conmueve con la petición de su esposa, quien le revela estar decidida a sacrificar su dignidad a cambio de la tranquilidad de Enrique. Rafael entonces habla con Claudia y le pide más tiempo para estar juntos, prometiendo que dejará a su esposa luego de que Enrique y Paulina se casen. Él ha olvidado su teléfono en casa y es así que Helena da con el número de su enemiga, a la que llama para exigirle que se aparte de su marido y evite destruir una familia, cuestionándola sobre sus principios. Claudia simplemente le cuelga.

Beto informa a Isabel sobre todo lo que se refiere a la muerte de María Luisa. La entera de donde serán las misas en su memoria y la mujer se decide a ir a una, observando a Gerardo a lo lejos. No puede evitar sentir dolor y pide perdón a Dios por odiar tanto al hombre que la hizo sufrir en el pasado. Maldice la memoria de María Luisa y teme a que con su muerte ya no pueda saber la verdad que desde hace años busca. Al ver detenidamente a Paulina, se una corazonada le da la seguridad de que algo la une a ella.

Rodrigo hace saber a Diana que su boda tendrá que esta y esta, apoyada por Rosalía, asegura que se casarán, pues no hará el ridículo cancelando de ultimo momento. La abuela por su parte opina que cuando hay amor en realidad las tragedias no cuentan, pues no hay nada más importante que estar con el ser amado. Cuestiona al novio sobre sus sentimientos hacia la nieta y Rodrigo no tiene más remedio que seguir el juego. Luego al estar a solas Diana le dice a su abuela sentir que algo no está bien en su relación. La vieja le confiesa a su nieta el sospechar que Rodrigo está enamorado de otra mujer.

Alma se encuentra sola en casa y es sorprendida por Yago, quien la toma por la espalda y le pide que sienta cómo lo excita, frotando su miembro sobre el trasero de la sirvienta, quien logra zafarse de él y le suelta tremenda bofetada que lo ofusca. Sale corriendo, se encierra en su habitación y Yago la alcanza, le dice estar cansado de sus rechazos. La chica le dice que si él está interesado en ella por pensar que es virgen, está equivocado, pues ella se ha entregado en cuerpo y alma a Rodrigo, el cual se casará con Diana amándola a ella. Yago no puede creer lo que escucha y penetra en la habitación por la fuerza. Alma lo abofetea, resistiéndose a sus caricias, pero él, con violencia, la torna sobre la cama seguro de que si pudo ser de Rodrigo, también puede ser de él, que le enseñará lo que es un verdadero hombre. Le sube la falda, la despoja de las bragasb y se abre la bragueta, extrayendo su enorme y grueso falo, con el que la penetra con fuerza hasta saciarse. Al terminar escupe sobre ella, y le espeta no ser más que una basura y que ahora se vengaría de Rodrigo, el cuál se ha estado burlando de él y de su hija. Se se marcha, dejando a Alma quebrantada. Llora llena de rabia y dolor, pero asegura que lo que le sucede solo hace más grande el odio y el rencor que han comenzado a nacer en ella, por lo que jura que se vengará de todos los que la han burlado y le han hecho daño.

Tomasa ha vuelto a la mansión y ve salir a Yago de la casa y acude al cuarto de Alma. Se sorprende al verla en un estado crítico, adivinando lo que sucedió. La chica le suplica que no le diga nada a nadie pero la sirvienta considera que la muchacha debe denunciar a su atacante. Alma le asegura que Yago tendrá su castigo, pero a su debido tiempo.

Rodrigo le dice a su padre que no puede casarse con Diana pues está enamorado de otra mujer. Gerardo le exige que le diga quién es esa otra pero el hijo se niega a decírselo. El progenitor le aconseja entonces que piense bien las cosas y tome una decisión, pues él lo apoyará, pero que no cometa una estupidez de la que se arrepienta toda su vida. Al llegar a casa, el joven enamorado busca a Alma pero no la encuentra, ya que esta ha ido en busca de Isabel, a la que miente al decirle como murió María Luisa. La mujer la nota rara pero Alma no le cuenta sobre el abuso sexual que sufrió. Isabel entonces le pide que la ayude para que se reencuentre con Gerardo y hablen frente a frente. Se asombra cuando la muchacha le dice que eso no será posible, pues ha decido vengarse de todos los que le han hecho daño y Gerardo es su arma principal.

Rodrigo piensa en los momentos que vivió con Alma y cree estar enamorado de ella mas teme a cancelar su compromiso con Diana, ya que la muchacha está muy ilusionada, por eso entera a Yago de que se casará con su hija pero que ella tendrá que vivir con él en la mansión Velati. El hombre se opone rotundamente pues sabe que su futuro yerno desea estar cerca de Alma. Sin embargo cuando Rodrigo, decidido, dice que de otra forma no se casará, Diana interviene y pide a su padre que no se meta en su matrimonio y accede a vivir con los Velati. Yago enfurece y Rosalía le pregunta la razón. Él le grita que deje de meterse en lo que no le importa.

Beto habla con Yago, al que le dice no estar conforme con ser un mozo y le pide trabajo, mostrando ser capaz de todo. El hombre lo contratay le informa de la mercancía que en unos días tendrá que recoger, como prueba de su capacidad y lealtad. Beto asegura que el negocio del contrabando le llenará de cosas con las que siempre soñó y entera a Alma, quien le recrimina trabajar para un desgraciado como Yago Viveros.

Rafael entera a Helena de su crisis financiera y ella le propone que hable con Gerardo. El hombre así lo hace y el amigo le ofrece una fuerte suma de dinero para que salve su empresa. Sin embargo el hombre se la piensa y considera comprar una casa para que él y Claudia puedan estar juntos. Sale de casa y Helena lo sigue hasta el departamento de la amante, quien recibe al casado con abrazos y besos y le hace saber que necesita dinero para pagar una deuda pendiente. Rafael le da un cheque, angustiado, pues sabe que su empresa se está yendo a la quiebra. Son sorprendidos por Helena, quién al verlos, simplemente se marcha sin que ellos la hayan. Maldice a la mujer y maldice al marido por lo que está haciendo y jura que no permitirá que su hijo Enrique padezca las burlas por el engaño de su padre y la ruina. Luego Claudia aparece ante Felipe, al que sorprende con su visita. Él la corre y ella le pide que no le guarde resentimiento por haber preferido ser la amante de un hombre casado en su afán de conseguir las cosas de la manera más fácil en vez de hacerse cargo de Katy, su hija, pues ahora goza de una buena posición y tiene dinero para que la niña se cure. Para Felipe eso no es suficiente y le pide a Claudia que se olvide de su hija, para la cual ella ha muerto. Rechaza su dinero y la echa de su casa, llorando ambos en soledad. Isabel ve salir a la mujer y acude al vecino, quien le dice que esa es la canalla que lo abandonó.

Gerardo le suplica a Alma que no trabaje más como su sirvienta puesto que él la ayudará a cursar estudios universitarios y la preparará para que figure como una mujer de alta sociedad. La noticia le agrada demasiado a la chica, quién sueña con demostrar que vale mucho más que todos aquellos que la han humillado y por ello, mostrando ingenuidad, seduce al hombre, quién ve en ella a una mujer y no a la niña inocente que hace años recogió. Alma se entrega a Gerardo y piensa en la fortuna que obtendrá si se casa con él, para así vengarse de quienes le hicieron daño.

TIEMPO DESPUÉS: Diana reparte las invitaciones de su boda y Paulina entrega una a Alma, para luego arrebatársela pues sabe que no podrá ir puesto que tendrá mucho trabajo, ya que no es de la familia, sino una sirvienta. Tomasa defiende a la chica y pide a Paulina que no sea cruel. Esta ofende también a la vieja cocinera y se marcha. Cual es la sorpresa de Alma cuando Gerardo le pide que se vista para acompañarlo y la lleva a hacer compras. Justo en un centro comercial se topan con Nora y Paulina, quien se sorprende al ver a su padre con la sirvienta, a la que ofende. Gerardo detiene a su hija y le hace saber que Alma dejará de ser una sirvienta para convertirse en parte de la familia. La hija se opone y el hombre le recuerda que en la mansión se hace lo que él ordena. La furiosa Paulina entonces busca a Enrique, al que presiona para que se casen, apoyada por Helena, quien promete que dentro de poco acudirán a pedir su mano.

Rafael visita a Claudia, demasiado alcoholizado y le asegura que ya no puede seguir al lado de Helena pues su vida es un verdadero infierno al lado de ella. La amante le pide más dinero y el hombre le revela que se encuentra en la ruina. Claudia entonces cree que su relación con Rafael no puede prosperar, por lo que finge consolarlo pero en el fondo planea desaparecer, pues no lo quiere y sin dinero de por medio, menos.

Alma da un cambio total y al volver a casa con su protector deslumbra a Rodrigo, el cual enmudece al verla convertida en una mujer completamente distinta. Ella se retira y él, lleno de celos, le pregunta a su padre qué es lo que sucede. Este le cuenta lo que Paulina hizo en el centro comercial y lo urgido que está por casarla con alguien que no sea Enrique, el cual es un bueno para nada. Ante la insistencia del hijo por saber qué intenciones tiene con Alma, Gerardo le informa estarse enamorando de ella, por lo que ha tomado la decisión de convertirla en su esposa. Rodrigo se opone rotundamente y busca a la sirvienta para reprocharle el que se aproveche de la situación de su padre. Alma asegura que Gerardo la ama verdaderamente y que aunque ella aun sigue enamorada de Rodrigo, con el tiempo lo olvidará. El enamorado trata de besarla, le jura que aun no ha olvidado los momentos que han pasado juntos. Ella le pide que, si no quiere que se case con su padre, suspenda su boda con Diana en ese mismo instante. Rodrigo ahora se encuentra entre la espada y la pared, sin embargole asegura a Alma que cancelará su boda con Diana solo si ella, en ese momento, decide casarse con él. No saben que están siendo espiados por la furiosa Paulina, quien no puede creer lo que está escuchando. Se esconde cuando escucha a Rodrigo acercarse. Este se marcha a darse una ducha mientras Alma admira las ropas que Gerardo e compró. Es sorprendida por la furiosa Paulina, quien la desgreña y le rompe algunas prendas, jurando que se encargará de que siempre sea una criada. Esta vez Alma la abofetea y le jura que es la última vez que la insultó, pues las cosas están cambiando y dentro de poco le deberá el mayor respeto. Paulina le dice saber que se revuelca con Rodrigo y la amenaza con decírselo a Gerardo. La sirvienta la alienta a que lo haga y así la convierta a ella en una víctima de las bajas pasiones de su hermano, ante su padre.

Yago no deja de pensar en Alma. Está obsesionado con ella, siente una fuerte atracción hacia ella que no está dispuesto a olvidar, por lo que asegura que así tenga que asesinar al mismo Gerardo, la mujer será única y exclusivamente para él. Por la buena… o por la mala. Luego se topa accidentalmente con Isabel y ambos se sorprenden al mirarse de frente, sobre todo él, que estaba seguro que esta había muerto hace muchos años. Hablan y la mujer le pregunta donde está la hija que María Luisa le arrebató hace años, creyendo que era hija bastarda de Gerardo. Él asegura no saber nada de esa criatura puesto que María Luisa jamás habló de ella ni de su paradero y mucho menos cuando se enteraron que ella, Isabel, había muerto en el incendio de el hospital donde había dado a luz. La mujer llora y le pide que no sea cruel y le diga si Paulina es su hija. El viejo conocido dice no tener la información suficiente para responder a su súplica.

Paulina desahoga con Enrique lo que sabe de Alma y Rodrigo y él le pide que no se meta en los asuntos de su hermano. La chica sin embargo quiere deshacerse de la sirvienta y hacerla pagar por haberla insultado, amenazado y golpeado. Los escucha Helena, la cual apoya a la chica y se ofrece a hablar seriamente con Gerardo, a lo que Enrique se opone.

Beto decide husmear en la caja fuerte de Yago y encuentra una habitación repleta de fotografías de Alma, Isabel y otra mujer muy parecida a su amiga.

Gerardo instala a Alma en una de las habitaciones de la casa y esto llena de celos a Rodrigo, quien tiene un enfrentamiento con su padre, el cual le pide que, si no puede aceptar que él y su protegida se amen, lo mejor es que viva con su esposa en otra casa. Por su parte Alma sufre por el gran amor que siente hacia Rodrigo, el cual busca a Diana para terminar su compromiso pero Rosalía, perspicaz, se le adelanta y le hace saber que su nieta ignora estar muy enferma y que en menos de un año morirá. Le suplica que la haga feliz durante este corto tiempo, fingiendo amarla y respetarla, para luego sea feliz con otra a la que si ame, pues ella, con su experiencia, sabe que él no está enamorado de la nieta. Rodrigo se compadece entonces y considera que dentro de poco podrá hacer feliz a Alma, por lo que decide seguir con sus planes de boda y le cuenta a la sirvienta lo que Rosalía le ha dicho, por lo que le ruega que lo espere. Es así que se casa con Diana, a la que llena de felicidad por haberse salido con la suya. Con esta unión Yago no está del todo contento pero sabe que usará a su propia hija para unir sus negocios turbos a los de Gerardo, quien durante la recepción nupcial, ante todos los invitados, pide a Alma que se case con él, haciendo público su matrimonio. Estremecida, Paulina le pide a su padre que calle sin embargo el insiste en que es Alma la mujer con quién rehará su vida. Alma lo abraza, mostrando a Paulina una mirada desafiante, por lo que la muchacha sale de inmediato del lugar para desahogarse con Nora, mientras Rodrigo no puede creer lo que está pasando. Por su parte Alma se siente satisfecha pues su venganza ha comenzado, sin embargo sufre por el amor que siente hacia Rodrigo, quien busca un momento para sorprenderla a solas y exigirle que se retracte y rechace la proposición de Gerardo. La chica asegura que no lo hará y entera al hombre de que Rosalía lo engañó, pues si Diana estuviera enferma Yago no permitiría que se casara con él, ya que está al tanto de que ellos dos han intimado. Vuelve a casa y al estar a solas en su habitación Paulina entra y le exige que vuelva al cuarto de servicio al que pertenece. La insulta a tal grado que Alma la abofetea y luego, con tranquilidad,se acerca a ella y sorpresivamente la toma de la cara, empujándola contra la pared. Le asegura que de ahora en adelante las cosas cambiarán en la mansión Velati y que no está dispuesta a seguir soportando humillaciones. Paulina se llena de terror y en ese momento entra Gerardo y la protegida llora, asegurando que Paulina la ha golpeado y la ha corrido. La hija del hombre lo niega, intenta decirle a su padre que todo es una treta de la ex criada, pero el hombre la reprende y le exige que acepte que Alma se convertirá en su esposa. La abraza y le jura que ahora ya nadie la humillará ni menospreciará. Luego se reúne con Yago y Rafael, los cuales le advierten que el casarse con Alma solamente le traerá problemas. Sin embargo el hombre ya ha tomado una decisión y pregunta a Rafael cómo va su empresa, dejando entre ver que requiere que le pague el dinero que le prestó. Este se atormenta y asegura que no hay mejoras y ha dejado todo en manos de Enrique, sorprendiéndose cuando Yago le dice que su hijo solo terminará de hundirlo, pues es un inútil. Discuten y Gerardo les pone un alto.

Isabel sufre por no saber nada acerca de la hija que perdió hace muchos años por culpa de María Luisa. Al ver en el periódico un anuncio de la boda de Rodrigo y Diana, se atormenta mas al ver como viven los hijos de la mujer que tanto daño le hizo, mientras la hija que le arrebataron quizás esté perdida por el mundo, padeciendo hambre y frío. Habla con beto, quien le pregunta si conoce a Yago Viveros. Al saber que sí, informa a la mujer que trabaja para él, sorprendiéndola al decirle en qué. Le cuenta de las fotografías que vio y al hablar sobre Alma, Isabel llega a la conclusión de que, si esta siempre estuvo en la mansión Velati como sirvienta, por ser una recogida, ¡entonces ella puede ser la hija que María Luisa le arrebató! Beto no lo puede aceptar y entera a la mujer que de ser así Gerardo no le hubiera propuesto matrimonio a Alma. Isabel no puede creer que su amiga se vaya a casar con el hombre al que ella siempre ha amado.

AGOSTO 2019. De nueva cuenta Alma y Paulina tienen un enfrentamiento en el que la segunda insulta y abofetea a la primera, cuando esta le dice que al ser la esposa de su padre, le dará el mismo trato que ella y María Luisa le dieron. Luego se encierra en su baño, se mira al espejo y repentinamente comienza a golpearse la cara. Al terminar sonríe. ¿Qué plan tendrá esta mujer? Mientras tanto, aconsejada por Nora, Paulina se queja con Gerardo sobre lo que Alma le ha dicho. Esta jura que no es verdad y que la otra la ha abofeteado fuertemente. El hombre se impacta al ver los golpes en la cara de su protegida por lo que reprende a su hija y le exige que respete a la que será su madrastra o se vaya de su casa. De nueva cuenta la chica se refugia en Enrique, quien al saber la situación por la que atraviesa su familia, acepta un anillo que le entrega Helena y pide matrimonio a la muchacha, quien acepta casarse con él. Esto hace que la madre del muchacho busque a Gerardo y lo entere de que sus hijos se han comprometido pidiéndole que acepte que ella y Rafael acudan a su casa a pedir la mano de Paulina. Calla cuando el amigo le pregunta si Enrique le dará a su hija todo a lo que está acostumbrada, pues no sabe hacer nada y ahora dirige una empresa en la ruina. Helena se traga el orgullo y promete al futuro consuegro que su hijo sabrá sacar adelante la empresa que arruinó Rafael.

Al hacer suya a Diana, Rodrigo ve en ella Alma, con quien el sexo era desenfrenado. Intenta hacer las mismas cosas a su ahora esposa, quien se ofende. El hombre le pide perdón y le pregunta como se siente animicamente, enterándose de que la esposa no está enferma. Por eso jura que regresando de su luna de miel le propondrá a Alma que se fuguen, para sí defender su amor contra quien sea.

Helena le exige a Rafael que pida otro préstamo a Gerardo, pues no pueden vivir en la miseria. El marido asegura no tener la cara para volver a pedir dinero, cuando no ha pagado lo que se le prestó antes. La esposa le recrimina el habérselo gastado en la mujerzuela con la que se acuesta en vez de haberlo invertido en la empresa. Enrique los sorprende discutiendo y les exige que le digan qué es lo que está pasando. Es Helena quien le dice que están en la ruina. El decepcionado Rafael decide salir de casa para buscar a Claudia, sin hacer caso de las exigencias de su esposa para que se quede. Más tarde lo busca en el departamento de la amante, a la que ha llevado dinero y con la que se revuelca. La esposa le dice que así lo quería encontrar, haciendo porquerías con la mujerzuela por la que lo ha perdido todo. Claudia se encierra, dejando a Rafael solo ante la fiereza de su esposa, a la que el hombre dice que ha decidido dejarla para vivir al lado de la mujer que ama. Helena asegura que las cosas no serán tan fáciles, pues ella siempre estará ahí para hacerles la vida imposible. Se marcha y Claudia le pide a Rafael que se separen un tiempo puesto que ella no quiere tener problemas con su cónyuge. El hombre le asegura que su mujer no los molestará más, puesto que la ha dejado para vivir con ella, que aparenta estar feliz pero en el fondo lo desea lejos. Por su parte la herida y exaltada Helena sufre un accidente automovilístico al estamparse contra un autobús, quedando gravemente herida. Esto alerta a Enrique, quien acude a su lado. Ella le dice a su hijo que Rafael es el único culpable de lo que le ha sucedido pues la ha abandonado por irse a vivir con su amante. Llora amargamente y le pide a su hijo que lo busque y lo lleve de vuelta a casa, que lo obligue a olvidarse de la tal Claudia. Enrique así lo hace y se sorprende cuando su padre le dice que por nada del mundo regresará al lado de Helena, la cuál toda la vida la ha hecho menos.

Luego de hablar con Beto, Isabel sospecha que Alma pudo haber matado a María Luisa para casarse con Gerardo, por lo que busca al hombre y le exigen que hablen sobre la hija que los dos tuvieron. El hombre se sorprende al saber que tuvo otra hija y confiesa que María Luisa jamás le dijo nada, pues todos creían que Isabel había muerto. Esta revela que la difunta la engañó y le arrebató a la recién nacida, así como sospechar que esa criatura es Paulina. Gerardo le jura que no y la mujer se llena de desesperación e intenta besarlo pero él la rechaza por lo que ella le suplica que revivan lo que hace años hubo entre ellos. El Millonario le exige que se contenga y entonces ella lo cuestiona sobre su boda con Alma, a la que está a punto de desenmascarar pero esta los sorprende y abraza a Isabel, asegurando que es su amiga. Pide al prometido que las deje solas y entonces la visitante la felicita por su habilidad para salirse con la suya y asegura saber porqué fue que se deshizo de María Luisa. Alma le aconseja que no trate de traicionarla porque la puede pasar muy mal. Isabel le recuerda a que ella fue la traidora, al haber puesto los ojos en el hombre que ella siempre ha amado. La muchacha le advierte que, si le juega sucio, entonces la eliminará también a ella. Isabel sin embargo no le teme y la repudia por casarse con el hombre al que ella siempre ha amado. Se marcha y Gerardo le cuenta a Alma todo respecto a Isabel y le pregunta de donde la conoce. Alma le dice que la mujer trabajaba en el hospicio en que ella pasó los primeros años de su vida. Por su parte Isabel busca a Yago y le pide que impida que los prometidos se casen. Él asegura querer hacerlo mas no saber qué hacer. Isabel entonces le dice que ella sabe la verdad sobre la muerte de María Luisa. Sorprendido, Yago promete a su vieja amiga que si ella lo ayuda a deshacerse de Alma para que él se apodere de la fortuna Velati, él la ayudará a encontrar a su hija. Se dan la mano, como aliados.

Verónica visita a Felipe y Katy para darles un dinero que Claudia les envía. El hombre rechaza el dinero y aparece la niña, quien pregunta si su mamá está viva. La amiga le dice que sí y entonces Katy, con lágrimas en los ojos, le suplica a a esta que la lleve a su lado. La mujer le revela que eso no puede ser y por eso la menor le suplica que ayude a su mamá para que vuelva con ella a casa. Verónica y Felipe se entristecen ante las suplicas de la niña.

Isabel busca a Paulina y le entrega una pistola, asegurando que desea ayudarla a deshacerse de Alma, pues matarla es la única forma en que impida que la criada se case con su padre. La muchacha acepta el arma, pero la guarda. Al saber que el vestido de novia ha llegado a la mansión, acude a buscarlo y lo mancha con pintura carmín. Cuando Alma lo descubre, la busca y la enfrenta, advirtiendo que de cualquier forma se casará con Gerardo. Paulina advierte que le hará la vida difícil y le recuerda que jamás dejará de ser una infeliz sirvienta. Le apunta con el arma, forcejean y esta se dispara pero ninguna sale herida. Aparece Gerardo y reprende a su hija, a la que abofetea por lo que intentó hacer. Acude a esperar a Alma en el altar que se ha montado en el jardín de la mansión Velati, al que la novia acude con un sencillo vestido blanco. Se casan sin sospechar que Diana y Rodrigo han llegado al aeropuerto y él desea impedir esa boda. Sin embargo se desilusiona cuando al llegar a casa se entera de que Alma y Gerardo ya se han casado. Derrotado, llora en su habitación y es interrumpido por Paulina, quién le pregunta qué se siente haber perdido para siempre a su sirvienta. Este acude a felicitar a los novios y se emborracha, para entonces confesar a Enrique el amor que siente por Alma Guerra. El amigo le hace ver que ha sido cobarde por no luchar por ella y por haberla negado cuando ella más necesitó de él. Terminada la fiesta el alcoholizado Rodrigo toma un baño caliente y llora por la pérdida de Alma. Acude al viejo cuarto de servicio en que tenían sus encuentros y la encuentra postrada en su cama, desnuda, dispuesta a entregarse a él. Hacen el amor y él le propone que escapen juntos, prometiendo amarla, pues está perdidamente enamorado de ella. La mujer se niega y le pida que sigan con sus vidas, asegurando que esa será la última vez que estén juntos. Lo besa y vuelve a entregarse a él, comenzando con una inigualable felación que casi lo ciega.

Isabel sufre al pensar en el amor de Gerardo en el pasado y maldice a Alma por haberle jugado sucio. Aparece Beto y le entrega las fotografías en la caja fuerte de Yago. La mujer se sorprende al ver la foto de Paulina pero aun más al ver las de Alma y otra mujer casi idéntica a ella. Revisa el reverso y cada foto tiene un nombre distinto, pero hay uno que resulta desconocido y peculiar: Alejandra. Isabel cree que entonces esa podría ser su hija y Yago sabe su paradero. Lo busca y le exige que le diga la verdad. Él lo niega todo y la manda a echar de su empresa.

En un antro exclusivo, Alejandra baila desnudándose, atrapando las miradas de los hombres que se encuentran en el lugar. Al terminar, acude a su camerino y recibe una llamada de Yago, quién le dice que la quiere ver. Ella se presenta en la oficina de éste, que le dice saber quiénes son sus padres. Alejandra le exige que se lo diga y el le confiesa que su madre es Isabel y que su padre es el millonario Gerardo Velati. La chica queda anonadada y es vista por Beto, el cual queda atónito. Este a su vez recibe una llamada de Alma, la cual le dice que ahora que es rica podrá beneficiarle si coopera con ella. Le pide que vigile a Isabel y evite que esta se acerque a ella o a los Velati.

Enrique le pide a su padre que se aleje de Claudia y regrese con ellos. Rafael se niega, pues detesta a Helena, con quien ha sido infeliz. Nadie sospecha que la mujer acude a hacer una visita a Claudia, a la que asesina con un arma de fuego, la cual arroja al suelo, sin dejar huellas en ella. Asustada por lo que ha hecho, huye percatándose de que nadie la vea. La occisa es encontrada por Rafael, quien al encontrar el arma con la que la mujer fue asesinada, la toma entre sus manos y es sorprendido por la policía, la cuál se lo lleva preso. Él le llama a Enrique y con lágrimas le dice que Claudia está muerta y que él está en la cárcel. El hijo acude a su padre, el cual le dice que no mató a su amante. Este le cree y le promete que lo sacará con el dinero que le prestó Gerardo. Se lleva una sorpresa cuando Rafael confiesa que ese dinero ya no existe, pues se lo ha gastado en Claudia.

Diana padece el desprecio de Rodrigo, quien se siente deprimido y solo pelea con ella. La mujer se desahoga con Rosalía, quien le aconseje que haga hasta lo imposible por embarazarse y retener al marido, quien reprocha a la abuela de la esposa el haberlo engañado para que se casara con ella. Rosalía asegura que por su nieta es capaz de todo y esta sigue sus consejos pues al paso de unas semanas descubre que está embarazada y lo comparte con los Velati, sorprendiendo a Alma, a quien su marido llena de besos, despertando incomodidad en Rodrigo. Esto lo aprovecha Paulina, quien felicita a los padres, aconsejando que si su crío es niña le pongan el nombre de su nueva madrastra, la cual se marcha, incómoda. Rodrigo exige a su hermana que se abstenga de hacer comentarios hirientes. Aparece Yago, quien pide a Gerardo que hablen y le hace saber que ha descubierto que Alma es hija de Isabel, por lo que también lleva su sangre y al casarse con ella ha cometido incesto. Alma los ha escuchado sin querer y sale de inmediato de la mansión, en un taxi, mientras que Gerardo le exige a Yago que le explique qué es lo que está tramando pues el sabe perfectamente que la chica no puede ser su hija. Por su parte esta se presenta ante Isabel y le exige que le diga cuál es su juego y qué es lo que trama en su contra, pues no se cree eso de que sea hija suya. Isabel le aclara a Alma que no, que ella no es su hija pero que tal vez Paulina sí lo sea.

Helena se siente nerviosa por su crimen y reza sin cesar, argumentando que ella todo lo ha hecho por su familia, como un mandato divino. Enrique la entera de lo sucedido a su padre y ella dice estar convencida de que Rafael es un asesino. Pide a su hijo que se case con Paulina lo antes posible. Él habla con Nora, la cual, hipócrita, le aconseja que desista, asegurando que su amiga no lo merece. Intenta besarlo y Rodrigo la rechaza.

Verónica entera a Felipe de la muerte de Claudia, y ambos sufren al decírselo a Katy. La bondad de Isabel se hace presente cuando se presenta a dar apoyo a su vecino, al que dice tener unos ahorros que le puede prestar para darle sepulcro a la madre de su hija.

Yago intenta intimidar a Alma, a la que besa por la fuerza. Ella lo abofetea y le exige que no vuelva a intentar propasarse o se lo dirá a Gerardo. El enemigo se ríe de ella y la acusa de ser una oportunista, descarándose al decir que ambos quieren cerca a Gerardo por su dinero. Se sorprende cuando la esposa de su amigo le propone una buena parte de la herencia de su esposo, si se encarga de eliminarlo. Yago se lo cuenta a Isabel, a la que jura que si lo ayuda él le dirá el paradero de su hija, pues él ayudó a María Luisa a desaparecerla. Ella sin embargo se niega a hacerle daño al hombre que siempre ha amado y le suplica al malvado Yago que le diga en donde está la hija que le arrebataron. Él promete decírselo después de que lo ayude a acabar con Gerardo. La mujer no tiene más remedio que aceptar ayudarlo y él da ordenes a Alejandra, quien considera que si Gerardo en verdad es su padre, es a ella a quien le corresponde parte de la herencia del hombre.

Helena visita a Rafael en la cárcel y al reprocharle sus actos él la culpa de ser la asesina de Claudia. Ella se jura inocente y lo culpa del asesinato, asegurando que está en la cárcel como castigo, pagando por su infidelidad. Lo entera de que acudirá con Enrique a pedir la mano de Paulina, la cual otorga Gerardo con el único fin de terminar con las rencillas entre su esposa y su hija. Pero Alma tiene planes para su hijastra e intriga al intentar convencer al prometido de esta de que la muchacha no es lo suficientemente mujer para ser su esposa. Lo intimida, lo seduce, y el cae en la trampa, dejándose besar. Son descubiertos por Tomasa, a quien la ex sirvienta le pide que no diga nada, pues solo ha querido jugarle una broma a Enrique.

Felipe y Katy se despiden de Isabel pues el hombre ha decidido regresar a la provincia y comenzar de cero con su hija. Isabel llora ante la partida y cree que se ha quedado sin un amigo o confidente, pues no hay nadie más que se preocupe por ella.

Envenenada por las calumnias de Paulina y Nora, Diana le exige a Alma que se aleje de Rodrigo. Y esta le asegura a la chica que, aunque ella le dará un hijo a Rodrigo, el a quién verdaderamente ama es a la mujer que una vez fue su sirvienta y a la que se entregó infinidad de veces. Diana se sorprende al enterarse de las aventuras de su marido con Alma, a la que intenta abofetear. Sin embargo forcejean en las escaleras de la casa donde la esposa del hombre amenaza con contarle todo a Gerardo. Alma le asegura que no le dará tiempo y la arroja al vacío, dejándola inconsciente. Llama a una ambulancia y alarma a todos en la mansión. Al estar en el hospital, le confiesa a Rodrigo que no puede olvidarlo pues las noches al lado de Gerardo solo le recuerdan las ardorosas madrugadas en las que ellos dos se entregaron. Se besan y son descubiertos por Rosalía, quien entera al preocupado Yago, el cual jura que no permitirá que se burlen de su hija, la cual pierde el bebé que esperaba y ella ha entrado en coma, razón por la cual Alma no deja de sentir gusto. La enfrenta el villano, quien la culpa de lo que le sucedió a su hija. Ella lo niega y se estremece cuando el hombre la amenaza con decirle a Gerardo de sus amoríos con Rodrigo. Ella lo reta a que lo haga y ambos se queden sin fortuna, por lo que el perspicaz Yago pide a Beto que lo ayude a darle un escarmiento a la mujer, a quien el amigo comunica de los planes de este. Alma se lo agradece y segura de que Yago es su enemigo decide darle un escarmiento, por lo que se viste de enfermera y en el hospital acude a donde está Diana, inconsciente. Aprovecha para asfixiarla, causándole la muerte y asegurando que Rodrigo es solamente para ella. Este se entera de la muerte de su esposa y Rosalía lo culpa, amenazando con decirle a Gerardo de sus amoríos con Alma. Rodrigo la reta a que le haga ese favor, pues nada le haría más feliz que irse lejos con la mujer a la que ama. La abuela llora e informa a Yago del deceso. Este se llena de dolor y asegura que Alma fue la causante de las muertes de su hija y de su nieto. Entonces acorrala a Alejandra para que se presente ante Gerardo y le diga que es su hija más ella no acepta ya que desea hacer las cosas de otra manera. Sin embargo el hombre la obliga y no tiene más opción. Gerardo se sorprende por el enorme parecido entre Alma y Alejandra, quien le cuenta su triste vida. Son sorprendidos por la esposa del hombre, quien al ver a la desconocida se estremece. Se disculpa y sale de casa para buscar a Isabel, a la que dice que una mujer casi idéntica a ella, está en su casa hablando con su marido. Aparece Yago e intenta estrangularla, responsabilizándola de la muerte de Diana y su nieto. Isabel evita que se cometa una tragedia. Alma vuelve a casa y Gerardo le hace saber que Alejandra es su hija y desea ayudarla. La mujer jura al marido que si la bailarina se queda a vivir en su casa entonces ella se irá. Habla con Paulina y le dice que si una vez fueron enemigas ahora deben unirse. Esta también se opone a que Alejandra viva bajo su mismo techo, aunque no así Rodrigo, quien apoya a su padre, para sorpresa de Alma, quien descubre que Nora quiere con el novio de su mejor amiga y se ríe de ella. Cuando Paulina las escucha, pide a su allegada que le diga si es verdad. Nora intenta negarlo pero Alma dice haber presenciado el momento en que esta se le insinuó al enamorado de su hijastra, quien pelea con su amiga. Ambas se dicen sus verdades, terminando así su amistad.

El funeral de Diana se llena de sorpresas pues Gerardo llega de la mano de Alma, quien curiosamente viste de rojo, despertando la ira de los condolientes. Detrás de ellos se presenta Alejandra, a la que el hombre presume como su hija. Isabel aparece en el funeral y se sorprende al ver a la muchacha, a quien Yago confiesa que la mujer es su verdadera madre, mas le exige disimular. Todos los presentes se impactan por el parecido entre Alejandra y Alma, quien descubre que por su gran parecido la muchacha le servirá de mucho para llevar a cabo sus planes. Luego Alejandra busca un momento para hablar a solas con Isabel, quien llora y le jura que siempre la buscó, sin éxito, impactándose al enterarse de que la muchacha se prostituía y dejó las calles para convertirse en bailarina gracias a Yago, quien cuidó de ella por mucho tiempo.

Rosalía culpa a Yago por la muerte de Diana, pues está convencida de que su nieta murió por la ambición de él. El hombre la echa de su casa y le pide que no vuelva jamás pues no quiere volver a verla.

Alma le asegura a Isabel que si no guarda silencio se arrepentirá, pero est está decidida a contar lo que sabe respecto a la muerte de María Luisa. La muchacha entonces amenaza con matar a Alejandra, pues no piensa permitir que su venganza se trunque.

Rodrigo intenta convencer a Paulina de aceptar la voluntad de Gerardo y aceptar a Alejandra pero la hermana no está dispuesta a dejar que una nueva intrusa le termine de arrebatar lo que le pertenece. Enrique le pide que escuche a su hermano y acepte la voluntad de su padre pero la muchacha ya está decidida y escucha los consejos de Helena, la cual le confiesa que una mujerzuela destruyó su hogar y los llenó de vergüenza a ella y Enrique, y lo mismo harán Alma y Alejandra con los Velati.

Gerardo busca a Isabel y le pide perdón por el dolor que le causó hace muchos años. La mujer intenta decirle que corre peligro al estar con Alma, quien lo ha seguido y en complicidad con Beto corta los cables de frenos del auto del marido, pues cree que si él muere pronto, no habrá herencia para Alejandra, quien intenta acercarse a sus hermanos, siendo rechazada por Paulina. Mientras tanto Isabel le confiesa a Gerardo que Alma asesinó a María Luisa para poder casarse con él y así por medio de u fortuna vengarse de Rodrigo por haberla despreciado para casarse con Diana, de quien la muchacha seguramente también se deshizo. El hombre no puede creer lo que ha escuchado y jura que tomará cartas en el asunto. Sale enfurecido de la casa de su vieja amiga y al manejar pierde el control del auto y sufre un aparatoso accidente en que pierde la vida, llenando de dolor a Paulina y Rodrigo, ante el cual la ahora viuda finge sentir un enorme dolor.

Yago le pide a Beto que ponga cierta cantidad de droga en el auto de Alma para tenderle una trampa pero el empleado se niega ya que está enamorado de Alma, la cuál es su gran amiga. Sin embargo no tiene más remedio que obedecer pues el jefe lo amenaza de muerte. El auto de Alma entonces es repletado de droga por lo que su enemigo y violador espera darle un severo escarmiento, creyéndola responsable de la muerte de su hija. Se entera por Isabel de la muerte de Gerardo.

El comandante Aguirre descubre que no fue Rafael el que asesinó a Claudia pues algunos testigos han confirmado que vieron entrar a una mujer a la casa de la occisa unos minutos antes de la muerte de ésta. Al quedar en libertad, el hombre vuelve a casa, emocionando a Enrique. No así a Helena, quien se alarma cuando se entera de que su marido ha sido declarado inocente.

SEPTIEMBRE 2019. Isabel llega a la mansión Velati y culpa a Alma de lo que ha sucedido. Alma lo niega todo. El chofer les avisa que el auto de la chica ha sido entregado y Paulina le exige a esta que le entregue las llaves. Alejandra se marcha en ese auto acompañada de Enrique mientras que Isabel le pide a Rodrigo que la escuche. Alma se aferra a su hombre y le exige a la intrusa que se marche de su casa. Ante la negativa de la mujer, Alma la abofetea y le jura que la destruirá. Isabel asegura no tenerle miedo y la hace responsable de cualquier cosa que le pueda suceder. Se marcha y Alma llora ante Rodrigo, al que pide que preparen todo para el funeral de su padre. Los dos se toman de la mano y él se atreve a besarla. Ella le corresponde y terminan haciendo el amor.

Helena se prepara para acudir al funeral de Gerardo y no deja de insultar a Rafael, quien se arma de valor y la culpa de la muerte de Claudia. La esposa se dice inocente y confiesa alegrarse de que esa mujer haya desaparecido, pues así como destruyó a su familia pudo haber destruido muchas más. Suena el timbre, es el comandante Aguirre, que ha ido a detener a Helena, quien niega que ella haya tenido que ver algo con la muerte de Claudia. Se comunica con Enrique, quien junto con Paulina aparece de inmediato y asegura que su madre es inocente. Sin embargo el comandante Aguirre le asegura que hay muchas pruebas en contra de su progenitora, a la que esposa y se lleva detenida. Nerviosa, la mujer muestra resistencia y mientras se la llevan le grita a Rafael cuando lo odia por haber destruido a su familia.

Isabel hace una denuncia ante el ministerio público acusando a Alma de las muertes de María Luisa y Gerardo. El agente le pregunta a la mujer cómo es que lo sabe y ella enmudece. No tiene pruebas de nada y maldice a Alma, pues no puede hacer nada contra ella. Se comunica con Alejandra, a la que aconseja que exija lo que le pertenece, pues Alma no puede salirse con la suya. Juntas planean asesinar a su enemiga para evitar que se adueñe de todo. Pero pronto Alma echa a Alejandra de la mansión Velati y le jura que jamás obtendrá un solo centavo de la fortuna de Gerardo. Paulina las interrumpe y le asegura a Alma que ella tampoco obtendrá nada y le pide que se marche también. Alma se ríe de ella y le dice que, como esposa, tiene derecho a mucho más de lo que todos creen. Luego descubre los pagarés que firmaron Rafael y Helena a Gerardo y decide que los cobrará. Paulina se opone y cuando la enemiga le dice que su querido Enrique también irá a la cárcel, la abofetea y el golpe le es devuelto. Paulina sale de la mansión abordo del auto de su madrastra y Yago da la señal a la policía de que el auto contiene una gran cantidad de drogas. Una persecución comienza sin que Paulina se explique lo que está sucediendo. Es detenida y Aguirre descubre que lo que hay en la cajuela del auto no es droga si no paquetes de algodón por lo que dejan ir a la confundida Paulina. Desde lo lejos, Yago hace un enorme coraje pues su malvada enemiga ha sido inteligente, mucho más que él. Jura que la matará. Esta por su parte se presenta ante Rafael y le exige que pague lo que le debía a su marido, si no quiere volver a la cárcel.

Paulina le cuenta a Rodrigo que la detuvieron. Él no sabe como reaccionar ante lo que está aconteciendo. Alma le asegura que con la muerte de Gerardo ahora ellos dos podrán disfrutarlo todo y ser felices juntos. Él no puede creer que la mujer hable así y recibe las condolencias de la gente en la funeraria, en la que Alejandra e Isabel se presentan como madre e hija. También lo hace Yago, quien en silencio amenaza a su enemiga y ella lo reta a que se atreva a intentar hacerle daño, pues tiene pruebas de que es un criminal y no dudará en hundirlo. Al mismo tiempo Isabel hace saber a Paulina que Alma es la responsable de las muertes de sus padres y esta la acusa de ser una asesina, delante de la gente. Alma sale de la funeraria y le pide a Beto que la ayude a huir, mientras que Isabel cuenta al comandante Aguirre que fue confidente de la muchacha y esta misma le confesó que había envenenado a la que fuera su patrona. La mujer queda arrestada hasta que no aparezca Alma, ella exige su libertad y piensa que es injusto que la hayan encerrado. Yago le promete que la ayudará, lo mismo que Alejandra, a quien Paulina corre del entierro de su padre, acusándola de ser una arribista al igual que Alma, de quien ni la muchacha ni Rodrigo pueden creer que haya sido capaz de cometer tantas fechorías. Sobre todo él, que a pesar de todo la ama y está dispuesto a perdonarla.

Alma se presenta ante Enrique y Rafael a quienes les exige que le paguen lo que le deben a Gerardo. Rafael le entrega el dinero y a darse cuenta de que Enrique está hablando con la policía, Alma escapa acompañada de Beto, quien le dice que conoce de alguien que los ayudará.

Yago y Alejandra no se explican cómo Alma pudo haber sido tan inteligente para escapar. Alejandra exige al hombre que la ayude a reclamar su herencia y este la abofetea, advirtiéndole que no se exceda pues él la puede destruir fácilmente. También le hace saber que no verá un solo peso de esa herencia hasta que él lo decida. El malvado entonces llama por teléfono a un hombre llamado Oscar, a quien le pide que lo ayude a encontrar a Alma. Al colgar el teléfono, este le informa a la mujer que su enemigo la está buscando y que él la ayudará. Alma le pide a Beto que se quede con ella y él acepta ayudarla sin importarle las consecuencias. Entonces la mujer es llevada ante Santiago Monasterio, a quien Oscar le explica la situación de la mujer. El hombre, al saber lo que la ex sirvienta hizo y sabe de Yago, decide ayudarla y le comenta que el automóvil de Gerardo se estrelló cerca de su casa. Alma pregunta cómo fue la explosión y el hombre no hace ningún comentario. Ella le agradece su ayuda y jura pagarle. Comienza por insinuarse sexualmente y Santiago la entera de que para él, una mujer como ella es muy poca cosa, pero que la ayudará solo por hacerle un favor a un viejo amigo., al que ella verá a su debido tiempo.

Helena sufre en la cárcel y jura que Rafael es el único culpable de lo que le sucede. Enrique la visita y ella le asegura que si defenderá a su padre entonces no lo quiere ver.

Isabel se comienza a desesperar al estar detenida y cree que Yago la abandonará ahí por lo que llama a Alejandra para que la ayude. Esta le asegura que si no supo de su madre en muchos años, menos quiere saber ahora que será millonaria.

Yago recibe una llamada de Alma, quien le asegura que en efecto ella mató a Diana y el bebé que esperaba, en venganza por haberla violado. El enemigo le exige que le diga donde está pero ella le cuelga sin decirle más, por lo que el hombre desespera. Busca a Rodrigo para pedirle que se unan y destruyan a la mujer pero este se opone.

Enrique rechaza casarse con Paulina pues no tiene nada más que ofrecerle, sino vergüenza y miseria. Le pide que lo olvide y encuentre a alguien que la merezca. La chica se deprime y Tomasa intenta consolarla sin éxito. La sirvienta no sabe qué hacer pues Rodrigo se ha abandonado al alcohol, debido a las caricias ausentes de Alma. Paulina cree que lo mejor será internarlo en una clínica de recuperación. Alejandra se presenta ante los dos para exigir su parte de la herencia. Paulina la corre pero esta vez la hermanastra se resiste marcharse y ha llegado con sus maletas a reclamar lo que le pertenece. Ambas y se van a los golpes sin que nadie las pueda separar. Paulina finalmente detiene la pelea cuando acusa a la intrusa de se una bastarda arribista a la que ni su madre quiso.

Pasa el tiempo y Alma no es encontrada ni por sus enemigos ni por la policía. El comandante Aguirre se encuentra desesperado en un afán por detenerla. Santiago le prohíbe que salga incluso de su habitación pues no desea que los sirvientes se enteren de su presencia en la mansión, cosa que desespera a la mujer, la cual pide a Beto que investigue. Este acude a Oscar, quien informa a Yago que no han podido encontrar a su enemiga, haciéndolo enfurecer, pues el contacto también le hace saber que los negocios no marchan bien y que han tenido pérdidas, por lo que este cree que no tendrá más remedio que pedir ayuda a su mas grande enemigo: Santiago, el cual ya contempla vengarse de él y Alma Guerra. Repentinamente recibe una visita de su enemigo, quien le pide que, como los amigos que una vez fueron, lo ayude a estabilizar su negocio. Santiago se niega. Se ausenta un momento pues recibe información sobre Alma y no puede creer el grado de criminalidad de la mujer, por lo que augura que su venganza será espectacular. Por su parte ella le confiesa a Beto no sentirse segura en la mansión Monasterio pues cree que más que protegerla la tienen en cautela, por lo que desea volver a escapar. Le entrega una carta dirigida a Rodrigo y le pide que prepare todo para fugarse. Salen de la habitación y descubren que Santiago está hablando con Yago, quien asegura que alguna vez deseo la fortuna Velati pero que por Alma se olvidó de ello, pues ella lo sedujo y lo volvió loco. Santiago asegura que Gerardo fue un gran amigo suyo, cosa que sorprende a Alma, quien aguarda a que Yago se marche y le reclama a Santiago el haberla engañado y le asegura que ahora comprende que lo único que él desea es destruirla. Beto se va a los golpes contra el hombre, quien toma una pistola y le dispara, dejándolo mal herido. Alma se asusta y el hombre la golpea para entonces llevarla hasta el ático de su casa, en donde tiene unas celdas. La encierra en una de ellas y la entera de que no tiene salida. Ella sin embargo descubre que lleva su teléfono, por lo que le manda a Rodrigo, a quien le dice que lo ama y que necesita que la ayude. Rodrigo le asegura que la policía la está buscando y que él aún la ama, está borracho. Alma le suplica ayuda. Él pide a Enrique que lo apoye pero como siempre está alcoholizado, el amigo cree que se trata de un devaneo. Le informa todo a Paulina, quien suplica a su hermano que deje la bebida. Rodrigo jura que encontrará a Alma.

Isabel sale de la cárcel pues alguien ha pagado su fianza. No se explica quien haya podido ser y al volver a casa se sorprende al ver todo patas arriba. Teme por su vida e intenta comunicarse con Alejandra, quien ahora la rechaza y le dice que la detesta y jamás la reconocerá como madre, pues la considera poca cosa. Isabel le asegura a su hija que ella no es su hija ni la hija de Gerardo, por lo que no recibirá absolutamente nada. Luego se topa con Verónica, quien le asegura que las cosas con Katy y Felipe marchan bien en Chihuahua. Ambas recuerdan los buenos tiempos cuando no existían tantos problemas en sus vidas.

El testamento de Gerardo llena de sorpresas a sus hijos, principalmente a Paulina, quien se sorprende al escuchar que a ella y a Rodrigo solo les corresponde una cuarta parte y a Alma el resto, ¡incluyendo la mansión Velati! Se burla de Alejandra, quien no recibirá nada. Esta amenaza con impugnar y el licenciado le pide que antes de que lo haga lo acompañe a hacerse unas pruebas de sangre. La chica se opone.

Santiago habla con alguien que se encuentra en un cuarto oscuro de su mansión. Asegura a esa persona que la venganza está por llegar y que Alma Guerra pagará todas sus culpas. Luego visita a Isabel, quien le cuenta lo que sabe de los Velati y los Viveros. Ante ellos aparece Alejandra para exigir a la mujer que la ayude a impugnar el testamento de Gerardo. Ella presenta a la chica como su hija ante Santiago y la muchacha asegura no ser hija de ella, si no una farsante contratada por Yago para obtener una inmensa fortuna y así vengarse de Alma, quien sufre al enterarse de que Beto ha muerto.

Rafael visita a Helena en la cárcel y ella lo corre y jura que no quiere verlo. Él le asegura sentir pena y lástima por ella, pues en realidad fue la única que destruyó el hogar que siempre quiso salvar, al ser una mala esposa y una mala madre, puesto que es una mala mujer. Se despide de ella para siempre.

Yago ha juntado dinero en un maletín para pagárselo a un extraño hombre que lo busca y lo ha amenazado, pues sabe que en sus negocios o se gana o se pierde. Alejandra lo espía y se da cuenta de la inmensa fortuna que ese maletín tiene por lo que tiene un perverso plan para poder salirse con la suya. Le roba y escapa sin que él pueda detenerla. Aparece el extraño que jura a Yago que si no le entrega su dinero lo matará, apuntándole. Un disparo se escucha y el hombre cae al suelo. Ha sido Isabel la que le disparó por la espalda.

Santiago busca a Rodrigo, a quien le dice que debe acompañarlo. Este se resiste pero es obligado por el hombre y sus malhechores a subir a un automóvil. Lo llevan hasta la mansión de Santiago, el cual le dice que su padre no está muerto, si no que se encuentra con él. Lo lleva hasta el cuarto oscuro, donde las luces se encienden y Rodrigo se mira frente a frente con Gerardo, quién está en una silla de ruedas. Santiago le dice a Rodrigo que todo ha sido por causa de Alma, quién cortó los frenos del auto de su padre, para que este muriera y que, tras salvarlo, él mismo hizo estallar el auto. Gerardo le pide a su hijo que se olvide del amor que siente por Alma y que se vengue de ella por todo el daño que les ha hecho. Rodrigo sin embargo considera que él es el único responsable de la maldad de la muchacha.

Tomasa cree que las desgracias se derivan del pasado que María Luisa siempre ocultó y por la hija que Isabel tuvo con Gerardo, por lo que visita a la mujer y le asegura que ni Alma ni Alejandra ni Paulina son su hija perdida, pues esa niña fue entregada a una mujer a la que la criatura se le enfermó hasta morir. Isabel pregunta en donde se encuentra esa mujer y la sirvienta confiesa ser ella misma y que, por su fidelidad, María Luisa la contrató como cocinera. Isabel se estremece y se niega a aceptarlo. Grita desgarradoramente y maldice a todos por su suerte.

Alejandra cuenta desesperadamente el dinero que ha robado y entra a casa de Santiago, a quién le informa que ya tiene el dinero de Yago. El hombre la encierra en otra habitación del ático, donde grita que la dejen salir y Alma la reconoce, por lo que se da cuenta de que Santiago tiene un malévolo plan. Pide a su enemiga que se unan para escapar, antes de que las asesinen.

Rodrigo lleva a Gerardo a la mansión Velati y Paulina se alegra al saber que su padre está vivo. Paulina le agradece a Santiago el haber ayudado a Gerardo. Luego Rodrigo le pregunta al hombre por qué tiene a Alejandra encerrada y este le dice que tiene algo que mostrarle. Lo lleva hasta donde está Alma y ambos se impresionan al verse. Alma le pide ayuda a Rodrigo contándole que Santiago ha matado a Beto. El hombre le exige que calle y no reclame , pues le tiene reservada una oferta: que escape lejos con Rodrigo, mas la mujer no confía en las intenciones del hombre, quien la deja a solas con su amado, el cual le dice que Gerardo está vivo.

Helena sufre en la cárcel y Enrique la visita para decirle cuanto la quiere. Helena se ha amargado y le suplica a su hijo que nunca más vuelva a buscarla.

Gerardo piensa en su familia y también en Alma, pues la amó y la quiso desde que la recogió y ella solamente le hizo daño a su familia. Paulina lo escucha y está dispuesta a denunciar a Alma por el daño que ha hecho. Rodrigo le suplica que espere pues no deben causar más problemas a Gerardo. Paulina es necia y se empeña mas Rodrigo la detiene.

Isabel, atormentada por no poder recuperar a su hija ni tener el amor de el hombre al que siempre amó, camina sin rumbo por las calles, hasta ser cruelmente atropellada por un trailer que le quita la vida de un impacto.

Paulina va al ministerio público y allí asegura que ella sabe en donde se encuentra Alma y también el auto de ésta, lleno de drogas. Luego tiene un encuentro con Nora, quien le pide perdón por haberla traicionado. La amiga se lo concede, mas no considera el que retomen su amistad.

Verónica se entera de la trágica muerte de Isabel y se lo hace saber a Yago, quien se alegra de la desgracia de su ex aliada. El hombre recibe a Oscar, quien le informa ¿ que Alma se encuentra en la mansión de Santiago. El enemigo decide ir por si mismo a buscar a la mujer y asesinarla aunque por ello él tenga que ir a la cárcel.

Santiago decide dejar en libertad a Alejandra a la que jura que Alma pagará por lo que ha hecho. Le pide que huya lejos y se olvide de todo. Le da dinero y la documentación de Alma sin que la misma Alejandra se de cuenta de ello. También le hace entrega de las llaves del verdadero auto de Alma y la intrusa decide irse de la mansión, creyendo que al final de cuentas ha ganado algo. Decide buscar a Yago y repentinamente descubre que el comandante Aguirre, junto con un escuadrón, la está persiguiendo. Les dispara en medio de una persecución, hasta que el auto se queda sin gasolina. Trata de huir, de escapar, pero al insistir en enfrentarse con la policía muere en un tiroteo. Santiago se entera de esto, así como de que la ahora occisa llevaba un cadáver en su cajuela. El hombre sonríe, satisfecho.

Paulina se alegra al ver en las noticias que Alma está muerta. Se lo informa a Rodrigo, quien se muestra indiferente pues en el fondo el sabe que esa mujer en la televisión no es Alma.

Yago se presenta ante Santiago y no le cree cuando este le dice que Alma está muerta, pues tiene la sospecha de que la murió en el tiroteo pudo ser Alejandra. El hombre lo reda a que investigue y este así lo hace, presentándose en el lugar de los hechos, donde encuentra una sortija de la muchacha. ¡Está seguro de que Alma aún está viva!

Alma habla con Rodrigo, a quien le asegura que lo ama a pesar de todas las cosas. Él le asegura que él también la ama pero que no pueden estar juntos puesto que ella le ha hecho mucho daño a su familia. Alma le llora y le suplica que estén juntos para siempre pero él se niega. No está dispuesto a pasar su vida al lado de una mujer como ella.

Santiago asegura a Gerardo que jamás le dirá la verdad a su esposa, una verdad que nadie puede saber. El marido le asegura que a Alma le irá bien a donde quiera que vaya.

Paulina y Enrique se reconcilian y ella le pide que la abrace y no la deje nunca, pues se siente muy confundida y necesita de su amor. Se besan fuertemente. Visitan a Helena en la cárcel pero ella ha enloquecido y parece no reconocerlos. La mujer ni siquiera sabe que tiene un hijo. Ha perdido la razón.

Alma se despide cordialmente de Santiago, a quién le asegura que en el futuro podrán volverse a encontrar y unir los lazos a los que los dos están atados.

Rodrigo se siente solo pero está decidido a trabajar, olvidar el alcohol y olvidarse de Alma, la sirvienta con la que tuvo enredos de faldas y a la cuál despreció por lo que ella decidió vengarse.

Alma se va del país con identificaciones falsas y en un aeropuerto se topa con Yago, quién la ha seguido y la detiene. Ella jura ser otra persona pero el le aconseja que no finja. La muchacha entonces lo seduce y se van a un lujoso hotel parisino, donde fornican como bestias. Sin darse cuenta y sin sospechar el uno del otro, cada uno toma un arma de fuego. Los dos de disparan, desnudos, asesinándose mientras fornican, uniéndose para siempre en semejante crimen pasional.





FIN














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OMAR TARSIS BERZEG DR. 1998




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